Hoy quiero llevarte de paseo por nuestros queridos olivares de montaña aquí en Alicante, justo cuando la magia está a punto de suceder.
Imagina la escena: la primavera explota en El Comtat, l’Alcoià, la Foia de Castalla y los valles y montañas que los abrazan… un manto de flores diminutas cubre los olivos, preparándose para una danza invisible con el viento.
Este baile, amigo/a, es el secreto de la vida. Es el que decide cuántas aceitunas llenarán nuestros capazos y qué calidad tendrá ese AOVE artesanal que tanto nos enorgullece.
Es la floración del olivo, un espectáculo efímero pero crucial que transforma una simple flor en el oro líquido de nuestra tierra. Si quieres entender el alma de un aceite de aquí, tienes que conocer este proceso desde dentro, como si estuviéramos juntos bajo una olivera centenaria.
El Baile del Viento y las Flores: Así Funciona la Polinización
Verás, el olivo es un árbol sabio, pero para dar fruto necesita una ayudita del aire. Decimos que es “anemófilo”, una palabra que suena técnica pero que simplemente significa que el viento es su mejor aliado para llevar el polen de una flor a otra.
Entre abril y junio, cuando nuestras oliveras se visten de blanco, empieza este cortejo. Cada ramita puede tener un montón de flores, ¡a veces hasta 30 en un solo racimo conocido como “rapa”!
Pero aquí viene lo curioso: de todas esas miles y miles de flores que puede tener un árbol, solo un pellizquito, entre el 1% y el 5%, llegará a ser aceituna.
Mi tío Montaner, un hombre de campo de los de antes, de aquí de El Comtat, siempre me decía mientras paseábamos por sus olivos: “Si veus que l’olivera deixa caure tota la flor, no hi haurà fruit” (Si ves que el olivo deja caer toda la flor, no habrá fruto). Y cuánta razón tenía.
Es un recordatorio de que en la naturaleza, cada pequeña flor cuenta, y este es un misterio que puedes explorar más a fondo si te interesa la importancia de la flor del olivo y por qué es tan vital para la cosecha.
Compatibilidad Polínica: Un Factor Decisivo
Pero la cosa no acaba ahí. Hay otro secreto a voces entre los que amamos este cultivo: la “compatibilidad”.
Durante mucho tiempo, creíamos que la mayoría de los olivos se apañaban solos para fecundarse. Pero resulta que, como en las mejores familias, ¡les va la marcha!
Muchas de nuestras variedades estrella aquí en la Comunidad Valenciana –piensa en la Villalonga, la Blanqueta o la Alfafarenca, tesoros de Alicante– necesitan el polen de “otras” variedades para dar lo mejor de sí.
Pep El Molinero, que regenta una almazara tradicional en Muro d’Alcoi y de esto sabe un rato, siempre dice: “Les parcel·les que tenen mesclades ‘Blanqueta’ i ‘Alfafara‘ sempre donen millors rendiments que les monovarietales” (Las parcelas que tienen mezcladas ‘Blanqueta’ y ‘Alfafara’ siempre dan mejores rendimientos que las monovarietales).
Y la ciencia le da la razón: esta mezcla de polen, esta “polinización cruzada”, es clave para un buen cuajado del fruto del olivo, que es como llamamos al momento en que la flor se convierte en una promesa de aceituna.
El Clima Mediterráneo: Nuestro Gran Aliado (con sus Retos)
Tenemos la suerte de vivir en un paraíso para el olivo. Nuestro clima mediterráneo, con sus veranos de sol y sus inviernos templados, es el escenario perfecto para esta danza de la polinización.
Pero ¡ojo!, que la naturaleza también tiene sus días. Durante la floración, si el termómetro se dispara por encima de los 30°C, el polen se nos puede “achicharrar”.
Si llueve demasiado fuerte, el agua “lava” el polen del aire. Y si no sopla ni una pizca de brisa… pues ya me dirás cómo viaja el polen.
Como decimos por aquí, y es una verdad como un templo: “Quan el fred arriba, l’oliva crida” (Cuando el frío llega, la aceituna clama). Una helada tardía en plena floración puede ser un auténtico desastre.
Es esa mezcla de caricias y desafíos del tiempo lo que, en parte, define la singularidad y el carácter de nuestros aceites alicantinos.
La “Mostreta”: La Primera Mirada al Futuro Aceite
Cuando llega junio y las flores ya han hecho su trabajo, los agricultores de El Comtat tenemos una palabra mágica: “mostreta” o “mostra”.
Así llamamos a esa primera señal, a esa cantidad de diminutas aceitunas, apenas del tamaño de un perdigón, que cuelgan de las ramas. Es nuestro primer pronóstico de cosecha.
Boro, un buen amigo del Mas de la Era, un hombre que ha vivido entre olivos toda su vida, lo resume de maravilla: “Si veus bona mostra a primers de juny, prepara els caixons per a setembre” (Si ves buena muestra a principios de junio, prepara las cajas para septiembre).
Es la sabiduría popular que nos conecta con el ritmo de la tierra y nos enseña a leer sus señales.
Olivares Modernos con Alma Antigua
Todo esto que te cuento no es solo palabrería de agricultor nostálgico. Entender bien cómo funciona la polinización ha cambiado la forma en que diseñamos las nuevas plantaciones.
Antes, en nuestros espectaculares olivares de montaña de Alicante y Valencia, esos que se escalonan en bancales que son pura obra de arte paisajístico, se mezclaban variedades casi por intuición. ¡Y funcionaba!
Hoy, la ciencia nos confirma que esa mezcla era oro puro para la polinización cruzada. Así que ahora, incluso en las plantaciones más modernas, volvemos a esa sabiduría, plantando diferentes variedades juntas para que se ayuden mutuamente.
Es como crear un buen equipo donde todos colaboran para un fin común: un aceite excepcional.
El Pequeño Gran Papel del Boro
Y un pequeño truco del almendruco, o mejor dicho, ¡del olivo! Hay un micronutriente, el boro, que es como la vitamina esencial para que el polen esté fuerte y haga bien su trabajo.
En nuestros suelos calizos, a veces escasea. Por eso, los que llevamos tiempo en esto sabemos que una ayudita con boro antes de la floración puede marcar una gran diferencia.
Es como darle al olivo un buen desayuno para que tenga energía para el día más importante de su ciclo reproductivo.
Autoincompatibilidad: Cuando la Unión Hace la Fuerza (y el Aceite)
Fíjate qué curioso: durante años, pensábamos que la mayoría de los olivos eran como esos artistas solitarios que se bastan a sí mismos.
Pero no hace mucho, gracias a la ciencia, descubrimos que muchas de nuestras variedades son “autoincompatibles”, es decir, que necesitan el polen de “otra” para dar fruto en condiciones. ¡Como si necesitaran un compañero de baile!
Esto explica por qué en nuestras tierras de Valencia y Alicante, con tanta variedad de olivos y parcelas más pequeñas y cercanas, la naturaleza nos echa una mano.
Esa diversidad es una bendición que asegura una buena mezcla de polen y, al final, mejores cosechas y un aceite con más matices.
La Danza Secreta en Cada Gota de Aceite
Así que ya ves, amigo/a, la polinización del olivo es mucho más que un simple proceso botánico. Es una historia de amor entre el viento, las flores y la sabiduría de nuestra tierra.
Es la base de la calidad y la cantidad de esos aceites de Valencia y Alicante que tanto apreciamos.
La próxima vez que tengas en tus manos una botella de un buen AOVE artesanal de nuestra tierra, y sientas ese picorcillo en la garganta que aquí llamamos “la voz del olivo”, recuerda esta danza invisible.
Es un milagro que ocurre cada primavera, donde las abejas son meras espectadoras, porque el olivo tiene su propio método, perfectamente afinado a nuestro clima.
Y como bien dice el refrán de L’Alcoià, que resume la paciencia del campo: “L’olivera no té pressa: un any dóna, altre descansa” (El olivo no tiene prisa: un año da, otro descansa). Este ciclo vital es lo que nos sigue maravillando.
Si te ha picado la curiosidad y quieres saber más sobre cómo esas flores cuajadas se convierten en las aceitunas que darán vida a nuestros mejores AOVEs, te invito a descubrir el esmero con el que se recolectan las aceitunas en nuestra región.
¡Salud y buen aceite!