Enclavado entre montañas, con su castillo vigilante y sus calles empedradas que parecen sacadas de un cuento medieval, Biar esconde un tesoro que muchos desconocen. No hablo solo de su impresionante patrimonio histórico o sus paisajes de ensueño, sino de un oro líquido que nace de sus tierras: su aceite de oliva.
Cuando el sol acaricia las laderas de la Sierra de Mariola y se filtra entre los olivos centenarios que rodean este pueblo alicantino, comienza la magia. Una magia que se transforma en un aceite con personalidad propia, reflejo de un terreno privilegiado y un saber hacer transmitido de generación en generación.
El aceite de Biar: un tesoro mediterráneo por descubrir
El clima soleado y mediterráneo de Biar proporciona el entorno perfecto para el cultivo de olivos y la producción de aceite de oliva de alta calidad. Aquí, donde las montañas protegen los cultivos y el sol mediterráneo baña los campos, crecen variedades de aceituna que dan lugar a aceites con carácter propio.
Las variedades más cultivadas en la zona son la blanqueta y la villalonga, aunque también encontramos olivos de picual y arbequina que se han adaptado perfectamente a este terreno. Cada una aporta sus matices: la blanqueta ofrece un aceite suave y dulce con notas afrutadas, mientras que la villalonga proporciona un toque más intenso y ligeramente picante.
Lo que hace especial al aceite de Biar es precisamente esa combinación de factores: un microclima único, variedades autóctonas y métodos de cultivo que respetan la tradición sin renunciar a la innovación. El resultado es un aceite que captura la esencia misma del Mediterráneo en cada gota.
Y es que, como bien saben los agricultores de la zona, el secreto de los mejores aceites de Alicante está precisamente en sus montañas. Esos bancales escalonados que tanto caracterizan nuestro paisaje no son capricho, sino sabiduría ancestral: permiten aprovechar cada gota de agua y cada rayo de sol para que la aceituna crezca en condiciones ideales.
Del olivo a la mesa: el proceso del aceite en Biar
La elaboración del aceite en Biar sigue un proceso que combina tradición y modernidad. Todo comienza con la recolección, que aquí se realiza principalmente entre noviembre y enero. La recolección de las aceitunas en Alicante es un momento crucial, donde el punto exacto de maduración determina las características finales del aceite.
Una vez recogida, la aceituna se traslada rápidamente a la almazara para evitar oxidaciones. En una almazara moderna como las que encontramos en la zona, las aceitunas se limpian, se muelen y se baten para formar una pasta que posteriormente se somete a centrifugación para separar el aceite.
Un aspecto fundamental es la extracción en frío, que garantiza que la temperatura durante el proceso no supere los 27°C. Esto permite conservar todas las propiedades organolépticas y nutricionales del aceite, resultando en un producto de máxima calidad con ese sabor característico del aceite de oliva virgen extra que tanto valoramos.
El aceite de Biar destaca por su equilibrio: un frutado medio con notas herbáceas y un ligero amargor y picante que lo hacen perfecto tanto para usar en crudo como para cocinar.
Torcus: el aceite que sabe a sierra brava (y al interior de Alicante)
Y si lo que buscas es un buen Aceite de Oliva alicantino, te presento una de las revelaciones de este año 2025 y seguro que en 2026 se coloca entre los mejores de la provincia: Torcus
¿Has probado un aceite que te huela a campo recién pisado por cabras? Torcus es así. Aunque no nace justo en Biar, cada gota lleva el alma de estas sierras alicantinas. Sus olivos se agarran a la Mariola, la Serrella o el Benicadell como raíces talladas en la piedra. Aquí, donde el sol quema las rocas y el aire huele a romero salvaje, la Alfafarenca —esa aceituna cabezota que solo medra donde otros tirarían la toalla— se convierte en un oro verde con carácter de «aquí ni el tiempo pasa en vano».
El truco está en hacerlo como tu abuelo curaría un jamón: prensado en frío, tan lento que parece que el reloj se ha dormido. Así salen esos aromas a tomillo quemado por el sol y un picor que no escuece… te hace cerrar los ojos y decir “esto es pueblo”. Y no es cuento: tiene más antioxidantes que una farmacia de pueblo (los números no mienten). ¡Hasta los aceites pijos se quedan callados!
¿Las aceitunas? Vienen de olivares sin dirección —desde Almudaina hasta Planes—, porque Torcus no tiene GPS fijo. Es como esos pastores que conocen cada recoveco del monte. ¿Para qué sirve? Para todo: desde darle vidilla a un guiso de conejo de monte hasta convertir una tostada con tomate en un viaje low-cost a estas laderas.
Ah, y el nombre no es casual: «Torcus» viene de torcularia, esos talleres donde los romanos machacaban aceitunas a puro músculo. Un guiño a cuando el aceite era sudor de la tierra, no cosa de influencers.
Y aunque no lleve el sello de Biar, Torcus es de los que no te vacían el monedero. Como el vino de la bodega del tío Pepe: sin postureos, pero con un punch que te hace repetir. Porque aquí, lo que vale no es la etiqueta… es que al probarlo, sabes que estás en estas sierras donde hasta las piedras tienen historias que contar. 🌿⛰️
Qué ver y hacer en Biar: belleza interior
Biar no es solo aceite. Este pueblo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, ofrece al visitante un rico patrimonio cultural y natural que merece ser descubierto con calma. Como dice su lema turístico: “Biar, belleza interior”.
Qué ver en Biar
- Castillo de Biar: Corona el pueblo y es su símbolo indiscutible. Esta fortaleza de origen almohade del siglo XII ofrece unas vistas espectaculares del valle y la Sierra de Mariola. Su torre del homenaje es una de las mejor conservadas de la provincia.
- Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción: Un templo gótico del siglo XV con elementos renacentistas y barrocos. Su esbelta torre campanario domina el perfil urbano de Biar y en su interior destaca el retablo mayor y la capilla de la Comunión.
- Santuario de Nuestra Señora de Gracia: Situado a las afueras del pueblo, este santuario del siglo XVII alberga la imagen de la patrona de Biar. El camino hasta él, flanqueado por cipreses, es una experiencia en sí misma.
- Acueducto Ojival: Una impresionante obra de ingeniería hidráulica medieval que transportaba agua desde el manantial de la Fontanella hasta el pueblo.
- Museo Municipal: Ubicado en la antigua Casa de los Reig, alberga colecciones arqueológicas, etnográficas y de cerámica local. Es una ventana a la historia y tradiciones de Biar.
Qué hacer en Biar
- Paseo por el casco histórico: Perderse por las calles empedradas del centro histórico es como viajar en el tiempo. Callejuelas estrechas, casas señoriales, plazas con encanto… cada rincón cuenta una historia.
- Senderismo: Biar ofrece numerosas rutas para los amantes de la naturaleza. El sendero PR-V 55 que conecta con Banyeres de Mariola o las rutas por la Sierra de la Fontanella son algunas opciones.
- Rutas temáticas: El ayuntamiento organiza rutas guiadas temáticas que permiten conocer el patrimonio de Biar desde diferentes perspectivas: histórica, natural, gastronómica…
- Escalada: Los alrededores de Biar, con sus formaciones rocosas, son un paraíso para los amantes de la escalada deportiva.
Dónde comer en Biar
- Restaurante La Fasana: Ubicado en un hotel rural, ofrece una cocina mediterránea de alta calidad a precios muy ajustados. Sus platos capturan la esencia de la gastronomía local con un toque creativo.
- El Carajo: Un lugar con excelentes críticas donde disfrutar de la cocina tradicional en un ambiente acogedor. Sus arroces son especialmente recomendables.
- Restaurante Les Fanecaes: Situado en una finca rural a las afueras de Biar, ofrece una cocina basada en productos locales y de temporada. Su terraza con vistas es perfecta para las noches de verano.
- Terracita De Biar: Un lugar ideal para tapear y disfrutar de la gastronomía local en un ambiente relajado.
- Heretat de Soler: Más que un restaurante, es un espacio donde disfrutar de buenos cafés, tés y repostería casera. Perfecto para una pausa durante tu visita.
Pueblos con encanto cerca de Biar
Si tienes tiempo para explorar los alrededores, la comarca del Alt Vinalopó ofrece otros tesoros que no te puedes perder:
Villena: Con su imponente Castillo de la Atalaya y el famoso Tesoro de Villena, un conjunto arqueológico único en Europa.
Sax: Dominado por su castillo medieval, este pueblo ofrece un casco histórico encantador y es conocido por sus aceites Marsala.
Benejama: A un paso de Biar, este pueblo es el corazón olivarero de la comarca, con su almazara San Isidro que produce más del 50% del aceite del Alt Vinalopó.
Campo de Mirra: Pequeño pero con mucha historia, es famoso por ser el lugar donde Jaime I firmó el tratado que dio origen al Reino de Valencia.
Salinas: Un pueblo tranquilo que debe su nombre a la laguna salada que hay en sus inmediaciones, ideal para los amantes de la naturaleza.
El aceite de Biar: un tesoro por descubrir
Para terminar, solo puedo decirte que el aceite de oliva de Biar es uno de esos productos que, una vez los pruebas, te acompañan en el recuerdo. Es el resultado de una tierra única, donde la historia y la naturaleza se dan la mano para crear algo extraordinario.