En el Alt Vinalopó, entre viñas y olivos que llevan más años que muchas familias del pueblo, Campo de Mirra es de esos sitios que no salen en las postales pero guardan lo bueno. Con apenas 380 vecinos, aquí pasó algo grande en 1244: se firmó el Tratado de Almizra, ese que puso fronteras entre reinos y que los del pueblo aún recuerdan como si fuera ayer. Pero hoy, lo que manda es otra cosa: el aceite que sale de sus olivares.
Aquí el aceite no es cosa de fábricas. Es cosa de casas. En casi todas tienen su trozo de olivar, sus árboles viejos de blanqueta y villalonga, y hasta algún picual que se ha hecho de la familia. Lo trabajan como siempre: recogen las aceitunas, las muelen en la cooperativa del pueblo (la de San Isidro, que suena a abuelo sabio) y sacan un virgen extra que sabe a campo sin disimulos.
Campo de Mirra: donde el aceite huele a historia (y a pueblo)
¿Qué tiene de especial? Un picor que no es broma y notas a almendra amarga, como si las piedras del terreno se colaran en el líquido. Es el aceite que usan para todo: desde aliñar las olivas caseras (hechas con agua, sal y hierbas de la sierra) hasta darle carácter a un guiso de toda la vida.
Y es que, como bien saben los agricultores de la zona, el secreto de los mejores aceites de Alicante está precisamente en sus montañas. Esos bancales escalonados que tanto caracterizan nuestro paisaje no son capricho, sino sabiduría ancestral: permiten aprovechar cada gota de agua y cada rayo de sol para que la aceituna crezca en condiciones ideales.
Del olivo a la mesa: el proceso del aceite en Campo de Mirra
La elaboración del aceite en Campo de Mirra sigue un proceso que combina tradición y modernidad. Todo comienza con la recolección, que aquí se realiza principalmente entre noviembre y enero. La recolección de las aceitunas en Alicante es un momento crucial, donde el punto exacto de maduración determina las características finales del aceite.
Una vez recogida, la aceituna se traslada rápidamente a la almazara para evitar oxidaciones. En una almazara moderna como las que encontramos en la zona, las aceitunas se limpian, se muelen y se baten para formar una pasta que posteriormente se somete a centrifugación para separar el aceite.
Un aspecto fundamental es la extracción en frío, que garantiza que la temperatura durante el proceso no supere los 27°C. Esto permite conservar todas las propiedades organolépticas y nutricionales del aceite, resultando en un producto de máxima calidad con ese sabor característico del aceite de oliva virgen extra que tanto valoramos.
El aceite de Campo de Mirra destaca por su equilibrio: un frutado medio con notas herbáceas y un ligero amargor y picante que lo hacen perfecto tanto para usar en crudo como para cocinar. Si quieres probarlo, puedes encontrarlo en mi tienda online: MundoAceiteDeOliva.com.
Qué ver y hacer en Campo de Mirra: un viaje entre olivos e historia
Campo de Mirra no es solo aceite. Este pequeño municipio, enclavado a 590 metros de altitud, ofrece al visitante un rico patrimonio cultural y natural que merece ser descubierto con calma.
Qué ver en Campo de Mirra
- Iglesia de San Bartolomé: Preside majestuosa el núcleo urbano. Este templo, de estilo neoclásico, alberga interesantes obras de arte religioso y es el centro de la vida espiritual del pueblo.
- Yacimiento Medieval del Castell d’Almizra: Lugar donde se firmó el histórico Tratado de Almizra en 1244. Aunque quedan pocos restos visibles, el entorno y su significado histórico lo convierten en una visita obligada.
- Petroglifo “Les Graelletes”: Un fascinante ejemplo de arte rupestre que nos conecta con los primeros pobladores de la zona.
- Cerro “La Fantasmeta”: Un enclave natural desde donde se obtienen unas vistas panorámicas espectaculares del valle y los campos de olivos y viñedos.
- Casas antiguas: Como la Casa de la Torre y la Casa del Reloj, ejemplos de la arquitectura tradicional que aún se conservan en el casco urbano.
Qué hacer en Campo de Mirra
- Senderismo: El sendero “El pas de la vereda” es una ruta perfecta para los amantes de la naturaleza, permitiéndote recorrer los paisajes de olivos y viñedos que rodean el pueblo.
- Ruta del aceite: Visita alguna de las parcelas de olivos y aprende sobre el proceso de elaboración del aceite. En temporada, incluso puedes participar en la recogida de la aceituna.
- Enoturismo: Además del aceite, el vino es otro de los productos estrella de la zona. Algunas bodegas locales ofrecen visitas y catas.
- Fotografía: Los paisajes de Campo de Mirra, especialmente al atardecer cuando el sol baña los campos de olivos, son un paraíso para los amantes de la fotografía.
Dónde comer en Campo de Mirra
- Bar Centre Cultural Sant Bertomeu: Un lugar perfecto para tapear y probar las aceitunas locales preparadas con hierbas aromáticas, acompañadas de un buen vino de la tierra.
Pueblos con encanto cerca de Campo de Mirra
Si tienes tiempo para explorar los alrededores, la comarca del Alt Vinalopó ofrece otros tesoros que no te puedes perder:
Biar: A un paso de Campo de Mirra, este pueblo coronado por su castillo medieval ofrece un casco histórico encantador y también cuenta con tradición olivarera.
Benejama: Muy cercano a Campo de Mirra, es el corazón olivarero de la comarca, con su almazara San Isidro que produce más del 50% del aceite del Alt Vinalopó.
Villena: Con su imponente Castillo de la Atalaya y el famoso Tesoro de Villena, un conjunto arqueológico único en Europa.
Sax: Dominado por su castillo medieval, este pueblo ofrece un casco histórico encantador y es conocido por sus aceites Marsala.
Salinas: Un pueblo tranquilo que debe su nombre a la laguna salada que hay en sus inmediaciones, ideal para los amantes de la naturaleza.
El aceite de Campo de Mirra: un tesoro por descubrir
Para terminar, solo puedo decirte que el aceite de oliva de Campo de Mirra es uno de esos productos que, una vez los pruebas, te acompañan en el recuerdo. Es el resultado de una tierra única, donde la historia y la naturaleza se dan la mano para crear algo extraordinario.
Como dicen en Campo de Mirra: “De l’oliva a la taula, un viatge de sabor” (Del olivo a la mesa, un viaje de sabor). Y es que, en este pequeño rincón del Alt Vinalopó, cada gota de aceite cuenta una historia que merece ser descubierta.